sábado, 23 de abril de 2011

POR UNA VEZ

En más de una manera, resulta fácil y sencillo lanzar un sentimiento al aire con la boca, dar un par de golpetasos con el destino y estrechar una fugaz y errónea concepción de la palabra amor. Y sin embargo, no es el sentimiento ni la prosa con la que se expresa, el momento de amar no habemos poetas y vulgares, sólo mentiras y verdades.
Y una verdad absoluta en este mundo es lo sencillo y realmente dócil que a fin de cuentas termina siendo amar cuando estas frente a aquella persona que sin más ni menos abre el pecho frente a tus ojos y te muestra el corazón con el alma de fondo sin esperar nada a cambio.
Es muy distinto, un amor que no se dice con la boca y que aún así se entiende mejor que cualquiera antes escrito; a uno que solo vive por la boca, y se alimenta de palabras endulzadas con la ambigüedad del lenguaje para malinterpretarse el sentimiento. Pero no importa, por una vez en esta vida he tomado la decisión de decirle al mundo que no me importa, si es gris o rosa, si es arriba o es abajo no me es trascendental. Esta vez no escribo por el mundo, ni para él.

Entonces, para empezar entiéndase libertad como la falta de necesidad parcial o completa de uno o varios de los paradigmas sociales preestablecidos y, en ése caso como la completa ausencia de interés propiamente dicho por cualquiera de los oficios cotidianos de la vida.

No es el verso el que hace al poeta, sino las tripas las que hacen al verso, y así también no es la palabra la que define el sentimiento sino que el sentimiento va diciendo poco a poco cuál es la palabra que más se acercaría en lo posible a lo que realmente queremos decir dentro de lo posible, de una manera casi perfecta e infalible, el hablar siempre se queda corto frente al sentir.

Por una vez, el mundo desaparece de repente ahogándose en las lagunas de tus ojos si te miro.

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